La capacidad cognitiva del ser humano es uno de los aspectos más investigados por parte de la psicología. El concepto de inteligencia ha ido variando a lo largo de la historia, si bien en su mayor parte de ha considerado como la capacidad de resolver problemas y adaptarse de manera eficiente al medio.
Existen teorías que la consideran una única capacidad general, o bien un conjunto de capacidades jerarquizadas y supeditadas a una capacidad básica, mientras que otros teóricos ven que este concepto es un conjunto de capacidades más o menos independientes que nos permiten adaptarnos exitosamente. Una de las teorías existentes que intentan explicar cómo se estructura la inteligencia es la teoría triárquica de la inteligencia de Robert J. Sternberg.
Los tres tipos de inteligencia
La inteligencia analítica o componencial Para la teoría triárquica de la inteligencia de Sternberg, la inteligencia analítica supone la capacidad de captar, almacenar, modificar y trabajar con la información.
La inteligencia práctica o contextual
Este tipo de inteligencia hace referencia a la capacidad del ser humano de adaptarse al entorno en el que habita. En primer lugar el organismo intenta sobrevivir a partir de lo ya existente en el ambiente, aprovechando las oportunidades que ofrece para adaptarse.
La inteligencia creativa o experiencial
Se considera a este tipo de inteligencia como la integración de la información obtenida del exterior con nuestra psique. Dicho de otro modo, es aquel tipo de habilidad que nos permite aprender a partir de la experiencia. También se vincula a la creatividad y a la resolución de problemas no experimentados anteriormente.
En este sentido Sternberg observa que resulta de importancia el grado de novedad de las experiencias y tareas. Lo ideal resulta que la tarea pueda resultar nueva en un grado moderado, de forma que el sujeto pueda crear y reaccionar a estímulos nuevos a la vez que posee alguna herramienta que le permita hacerle frente.
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